Es inevitable que el frío llegue a nuestras vidas tarde o temprano, y muchas veces nos pilla desprevenidos. Aire, viento, lluvia… Son muchos los factores que pueden dañar la salud de las personas. Ya no solo con constipados o gripes. También la vista es víctima de las bajas temperaturas.
Nuestros ojos son muy sensibles a todos los cambios que se producen en el entorno que nos rodea. Al igual que resguardamos nuestras manos con guantes, o nuestro cuello con bufadas, también tenemos que proteger los ojos en los meses más gélidos del año. En este período del año se puede provocar una baja producción de lágrimas y causar una sensación de sequedad en el ojo. Por ello, hay que saber cómo actuar frente a los posibles problemas que puede provocar.
Síntomas del Ojo Seco
Cerca del 20% de la población española mayor de 40 años acude a una clínica oftalmológica para tratarse esta patología. El síndrome del ojo seco suele florecer en los meses de invierno, ya que las temperaturas son bajas y hay poca humedad. Además, la exposición constante de la calefacción reseca el ambiente y, con ello, los ojos.
Los síntomas del ojo seco pueden variar de persona a persona, pero los más comunes incluyen:
- Sensación de ardor o picazón en los ojos
- Ojos rojos
- Sensación de cuerpo extraño en el ojo
- Visión borrosa o doble
- Fatiga ocular
- Pestañas pegajosas o unidas después de despertar
- Dolor ocular
- Sequedad ocular
- Dificultad para mantener los ojos abiertos o parpadear con frecuencia
Recomendaciones
Para poder aliviar los síntomas que antes hemos comentado, los profesionales recomendamos seguir estos consejos:
- Parpadear de forma recurrente: Esto favorece a la producción de lágrimas de forma natural, evitando la sequedad.
- Usar humidificadores: En épocas de frío nos vemos expuestos a espacios que abunda la calefacción con altas temperaturas. Por ello, es recomendable también utilizar humidificadores para crear un ambiente confortable.
- Gafas de sol: Aparte de protegernos la vista en días con mucho viento, también es recomendable ponerse las gafas de sol, sobre todo, cuando vamos a la nieve. Además, en invierno es cuando el sol está más bajo y, por ende, más exposición a los rayos UV tenemos.
- Limpieza: En caso de que el viento provoque que suciedad entre en nuestros ojos, hay que evitar frotarse. Lo mejor es lavarlo con suero fisiológico.
Otras maneras en las que el frío afecta a la vista:
- El viento frío también puede causar irritación en los ojos.
- La nieve y el hielo pueden reflejar la luz del sol y causar daño a la retina si no se usan gafas de sol adecuadas.
- El cambio brusco de temperatura puede causar enrojecimiento temporal de los ojos.
- En casos extremos, el frío extremo puede causar congelación de las pestañas, lo que puede provocar quemaduras oculares.
En general, es importante proteger tus ojos del frío y del viento al salir a la intemperie, ya sea mediante gafas de sol, gafas protectoras o simplemente manteniendo los párpados cerrados en condiciones extremas. Si experimenta cualquier problema persistente con la vista, es recomendable consultar a un especialista oftalmológico.