Iniciar un tratamiento para el glaucoma a tiempo puede marcar la diferencia entre conservar la visión o perderla de forma irreversible. Esta enfermedad ocular, que afecta a más de un millón de personas en España, suele desarrollarse de forma silenciosa, sin síntomas evidentes en sus fases iniciales. Por eso, se calcula que al menos la mitad de los pacientes desconoce que la padece.
La única forma de detectarla a tiempo es mediante revisiones oftalmológicas periódicas y pruebas específicas que evalúan la presión intraocular y el estado del nervio óptico. Pero una vez diagnosticado, ¿el glaucoma tiene cura? ¿Existen tratamientos realmente eficaces para frenarlo o revertirlo?
¿Se puede curar el glaucoma?
Una de las preguntas más frecuentes entre los pacientes recién diagnosticados es si tiene cura. La respuesta, por el momento, es no. El glaucoma ocular es una enfermedad crónica y degenerativa del nervio óptico, lo que significa que no se puede revertir ni eliminar por completo. Sin embargo, sí se puede tratar de forma efectiva para frenar su avance y preservar la visión existente. Cuanto antes se inicie un tratamiento para el glaucoma, mayores serán las posibilidades de conservar una buena calidad visual.
El objetivo del tratamiento no es curar, sino controlar la presión intraocular, que es el principal factor de riesgo que daña progresivamente el nervio óptico. Gracias a los avances médicos, hoy disponemos de múltiples opciones para mantener la presión ocular dentro de niveles seguros y evitar así que la enfermedad continúe su progresión.
¿Qué pasa si no se trata a tiempo?
Cuando el glaucoma no se detecta o no se trata adecuadamente, el daño en el nervio óptico avanza de forma silenciosa y progresiva. Al principio, el paciente puede no notar ningún cambio en su visión, pero con el tiempo empieza a experimentar una pérdida del campo visual periférico que se va cerrando como un túnel. En fases avanzadas, esta pérdida se vuelve irreversible y puede derivar en ceguera total.
La ceguera provocada por el glaucoma es permanente, ya que el tejido nervioso dañado no se regenera. Por eso es tan importante someterse a revisiones oftalmológicas periódicas, incluso en ausencia de síntomas, especialmente a partir de los 40 años o si existen antecedentes familiares.
Iniciar un tratamiento para el glaucoma de forma precoz es la única manera de frenar el deterioro visual y mantener la autonomía del paciente durante el resto de su vida.
Tratamientos actuales para el glaucoma
Aunque el glaucoma no tiene cura definitiva, existen múltiples tratamientos diseñados para controlar la presión intraocular y evitar la progresión de la enfermedad. En Oftálica abordamos el tratamiento desde un enfoque escalonado, empezando por métodos conservadores y avanzando hacia soluciones quirúrgicas si es necesario.
Colirios y gotas oftálmicas
Las gotas oftálmicas son la primera línea de tratamiento para el glaucoma, especialmente en los casos leves o moderados. Estos colirios para el glaucoma actúan reduciendo la producción de humor acuoso o facilitando su drenaje para disminuir la presión intraocular. Existen diferentes principios activos como los betabloqueantes, prostaglandinas, inhibidores de la anhidrasa carbónica o agonistas alfa-adrenérgicos, que pueden usarse solos o en combinación.
La efectividad del tratamiento con gotas depende de la constancia del paciente. Es fundamental aplicarlas todos los días siguiendo las indicaciones médicas. Un mal cumplimiento puede hacer que la presión ocular vuelva a subir y se reactive el daño en el nervio óptico.
Medicamentos y contraindicaciones importantes
Además de los colirios, en algunos casos el oftalmólogo puede recetar medicamentos orales como los inhibidores de la anhidrasa carbónica para controlar la presión ocular. Sin embargo, estos tratamientos suelen reservarse para situaciones puntuales debido a sus efectos secundarios. Entre los más comunes se encuentran el hormigueo en extremidades, malestar gastrointestinal o alteraciones en el equilibrio electrolítico.
Es importante tener en cuenta que no todos los medicamentos son compatibles con el glaucoma. Algunos fármacos de uso común, como ciertos antidepresivos, antihistamínicos o corticoides, pueden aumentar la presión intraocular.
Por eso, es imprescindible que el paciente comunique su diagnóstico de glaucoma a cualquier médico que le prescriba tratamiento, y que evite la automedicación.
Cirugía microinvasiva (MIGS)
Cuando las gotas ya no son suficientes o no se toleran bien, se puede valorar la opción de una cirugía microinvasiva para el glaucoma, conocida como MIGS (Minimally Invasive Glaucoma Surgery).
Estas técnicas permiten reducir la presión ocular utilizando dispositivos muy pequeños que mejoran el drenaje del humor acuoso sin necesidad de realizar incisiones grandes ni suturas complejas.
La principal ventaja de la MIGS es que ofrece una recuperación rápida, menor riesgo de complicaciones y puede combinarse con la cirugía de cataratas si es necesario. Está indicada sobre todo en glaucomas leves o moderados, y aunque no siempre elimina por completo el uso de colirios, sí permite reducir la carga medicamentosa diaria.
Cirugías filtrantes e implantes de drenaje
En glaucomas más avanzados o que no responden bien al tratamiento médico, se recurre a cirugías más complejas. Estas técnicas quirúrgicas crean una vía alternativa para el drenaje del humor acuoso, permitiendo controlar la presión ocular de forma más estable y duradera.
Algunos pacientes pueden requerir la implantación de dispositivos de drenaje como la válvula de Ahmed o de Baerveldt, especialmente en glaucomas refractarios o secundarios. Estos implantes regulan el flujo del líquido intraocular y están diseñados para mantener la presión bajo control a largo plazo. Aunque estas cirugías implican un postoperatorio más exigente, son fundamentales para evitar la pérdida de visión en casos de glaucoma severo.
Nuevos tratamientos y avances
Gracias al progreso continuo en oftalmología, hoy existen alternativas cada vez más precisas, eficaces y seguras para quienes necesitan una operación de glaucoma o buscan nuevas opciones más allá de los tratamientos convencionales. Los avances médicos están transformando la forma en que abordamos esta enfermedad crónica, ofreciendo a los pacientes más posibilidades para conservar su vista.
Terapias emergentes y fármacos en investigación
En los últimos años, se han desarrollado nuevos principios activos para el tratamiento del glaucoma que buscan mejorar la eficacia de las gotas tradicionales o incluso sustituirlas por alternativas más duraderas. Uno de los campos más prometedores es el de los implantes biodegradables de liberación prolongada, que se colocan en el ojo y liberan el fármaco de forma sostenida durante varios meses, reduciendo la dependencia diaria de colirios.
Diversos estudios están explorando terapias neuroprotectoras que, más allá de reducir la presión intraocular, podrían proteger directamente al nervio óptico del daño progresivo. También se investiga la terapia génica, que aspira a corregir defectos moleculares implicados en el desarrollo del glaucoma. Aunque todavía en fase experimental, estos avances abren una ventana de esperanza real para el futuro tratamiento de la enfermedad.
Trabeculoplastia con láser
Es una de las opciones más utilizadas actualmente cuando el tratamiento con colirios no logra controlar adecuadamente la presión intraocular. Esta técnica consiste en aplicar energía láser sobre la malla trabecular del ojo, con el objetivo de mejorar el drenaje del humor acuoso y reducir la presión interna del globo ocular sin necesidad de cirugía invasiva.
Se trata de una intervención ambulatoria, rápida y prácticamente indolora. Si bien no siempre elimina por completo la necesidad de medicación, sí puede retrasar la progresión del glaucoma y reducir la carga farmacológica diaria.
Sus efectos suelen mantenerse durante varios años, y en algunos casos es posible repetirla si la presión vuelve a aumentar. Es especialmente útil en pacientes con glaucoma de ángulo abierto en fases iniciales o moderadas.
Esclerectomía profunda no perforante (EPNP)
Es una técnica quirúrgica avanzada que ofrece resultados similares a la trabeculectomía, pero con menor riesgo de complicaciones. A diferencia de esta última, no se perfora completamente la esclera, sino que se crea un canal de drenaje más controlado que permite reducir la presión intraocular sin comprometer la estabilidad del ojo. Esto minimiza el riesgo de hipotonía ocular, infecciones o filtraciones excesivas.
En Oftálica, la EPNP es una de nuestras técnicas de referencia, indicada especialmente en pacientes con glaucomas moderados o avanzados que no han respondido bien al tratamiento farmacológico.
Su gran ventaja es que no requiere la colocación de implantes, y al ser menos invasiva, el postoperatorio suele ser más predecible y seguro. Esta técnica solo la realizan cirujanos con formación específica en cirugía de glaucoma.
¿Cuál es el tratamiento más adecuado en cada caso?
No existe un único tratamiento para el glaucoma que funcione para todos los pacientes. Esta enfermedad tiene múltiples formas clínicas, distintos niveles de evolución y puede comportarse de manera diferente según la edad, el tipo de ojo o la respuesta del paciente a los medicamentos.
Evaluación personalizada por parte del especialista
La elección del tratamiento más adecuado comienza con un estudio exhaustivo por parte del oftalmólogo especializado en glaucoma. Este análisis incluye la medición de la presión intraocular, el estudio del campo visual, la observación del nervio óptico mediante técnicas como la OCT, y la evaluación del ángulo iridocorneal. Todo ello permite clasificar el tipo de glaucoma y establecer su grado de severidad.
En Oftálica, adaptamos cada tratamiento a las necesidades concretas del paciente. En casos leves o incipientes, puede bastar con colirios bien ajustados. Si la enfermedad progresa o no responde, se valoran técnicas láser o cirugías mínimamente invasivas. En glaucomas más avanzados, las cirugías filtrantes o dispositivos de drenaje pueden ser la mejor opción.
Importancia del diagnóstico precoz y seguimiento
El éxito del tratamiento depende del momento en que se detecta la enfermedad. Cuanto antes se diagnostique el glaucoma, mayores son las probabilidades de controlar su progresión sin necesidad de intervenciones invasivas.
Igualmente importante es el seguimiento continuo. El glaucoma es una enfermedad crónica que requiere controles periódicos para comprobar que el tratamiento sigue siendo efectivo, ajustar las dosis si es necesario y detectar cualquier signo de progresión.
Oftálica: clínica especializada en tratar el glaucoma ocular
En nuestra clínica contamos con un equipo de oftalmólogos expertos en glaucoma y con las tecnologías más avanzadas para diagnosticar, tratar y frenar la progresión de esta enfermedad ocular. Ofrecemos un abordaje integral y personalizado, desde las primeras fases hasta los casos más complejos que requieren cirugía.
Si te han diagnosticado glaucoma o tienes factores de riesgo, pide cita con nosotros y da el primer paso para proteger tu vista a largo plazo.