Según los últimos datos, alrededor del 25% de la población padece alguno de los diferentes tipos de hipermetropía existentes. Es una de las cuatro patologías más frecuentes en España y puede afectar a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos.
A diferencia de la miopía, el paciente que sufre de hipermetropía, presenta una mala visión de cerca. Es decir, los objetos que los tienen a distancias más cercanas lo ven borrosos. Los problemas de refracción, incluida la hipermetropía, se detectan a través de exámenes de la vista realizados por oftalmólogos.
Por ello, en el artículo de hoy, encontrarás una clasificación de hipermetropía actualizada con los diferentes grados y variantes en la que se pueden mostrar.
¿Cómo se clasifica la hipermetropía?
Esta afección visual no se presenta igual en todos los pacientes. Su origen, grado y forma de manifestarse pueden variar según la anatomía del ojo, la edad o la capacidad de acomodación visual de cada persona. Por ello, los especialistas distinguen varios tipos de hipermetropía, que se agrupan en diferentes clasificaciones clínicas.
Generalmente, la hipermetropía puede dividirse en cuatro grandes grupos, que permite al oftalmólogo determinar la causa del problema y seleccionar el tratamiento más adecuado para recuperar una visión nítida y estable.
Clasificación según el origen
Según su causa o momento de aparición puede dividirse en dos grandes grupos: si está presente desde el nacimiento, o si se ha desarrollado con el paso del tiempo. Esta clasificación ayuda a identificar si el defecto refractivo está relacionado con factores genéticos, anatómicos o con cambios posteriores en la estructura ocular.
Hipermetropía congénita o hereditaria
Este tipo de hipermetropía está presente desde el nacimiento. En este caso, se presenta a raíz de que el ojo del paciente tiene una forma anormal o una longitud axial más corta de lo normal, provocando que la luz se enfoque detrás de la retina en lugar de sobre ella.
La hipermetropía congénita puede ser heredada o deberse a diversos factores durante el desarrollo fetal.
En algunos casos, la hipermetropía congénita puede ser asintomática durante la infancia. Por ello, si se sospecha, es importante que se realice una evaluación oftalmológica completa. Es esencial que los niños con hipermetropía congénita reciban una atención adecuada para corregir su visión y prevenir posibles complicaciones a largo plazo.
Algunos de sus síntomas son:
- Dificultad para enfocar objetos cercanos
- Fatiga ocular
- Estrabismo
- Dolores de cabeza
Hipermetropía adquirida
A diferencia de la hipermetropía congénita, esta se desarrolla más adelante en la vida debido a diversas causas. En este caso, el paciente presentaba una visión normal o una hipermetropía muy leve durante su vida.
Alguna de las causas que desarrollan la hipermetropía congénita son:
- Cambios relacionados con la edad: con la edad, el cristalino puede volverse menos flexible, provocando una pérdida de enfoque.
- Cirugía ocular previa: algunas cirugías oculares, como la cirugía de cataratas o la cirugía refractiva (como LASIK), pueden alterar la forma o la potencia de enfoque del ojo.
- Condiciones oculares: edema macular, presión intraocular elevada, desprendimiento de la retina…
- Uso prolongado de ciertos medicamentos: por ejemplo, los esteroides, puede afectar a la forma de enfocar de nuestro ojo.
Clasificación según el grado de afectación
Puede presentarse con distintos niveles de intensidad, medidos en dioptrías (D). Este valor indica la magnitud del error refractivo y determina la necesidad o no de corrección óptica. En general, los especialistas clasifican los grados de hipermetropía en tres categorías para establecer el tratamiento más adecuado y evitar problemas de visión o fatiga ocular.
Hipermetropía baja
Se considera hipermetropía baja cuando el defecto no supera las +2,00 dioptrías. Es la forma más leve y, en muchos casos, el paciente puede compensarla gracias al poder de acomodación del cristalino, especialmente si es joven.
Generalmente no causa síntomas relevantes, aunque puede provocar ligera visión borrosa al leer o cansancio visual tras largos periodos de trabajo cercano. En estos casos, se suele recomendar solo control oftalmológico periódico.
Hipermetropía moderada
Se sitúa entre +2,25 y +4,00 dioptrías. En este rango, el ojo ya tiene más dificultad para compensar el defecto de forma natural. Los síntomas se vuelven más evidentes: visión borrosa de cerca, fatiga ocular, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. En estos casos, es aconsejable el uso de gafas graduadas o lentes de contacto, al menos para actividades que requieran enfoque cercano, como estudiar, leer o trabajar frente a pantallas.
Hipermetropía alta
Se diagnostica cuando la graduación supera las +4,00 dioptrías. En este nivel, el ojo no puede compensar el defecto y la visión se ve afectada tanto de cerca como de lejos. Es habitual que aparezcan síntomas intensos de fatiga visual, estrabismo o ambliopía (ojo vago), especialmente en edades tempranas si no se corrige.
Los pacientes con hipermetropía alta suelen necesitar corrección óptica permanente mediante gafas o lentes de contacto, y en algunos casos puede valorarse la operación de hipermetropía como opción para mejorar la calidad visual y reducir la dependencia de lentes.
Clasificación según el mecanismo óptico
Depende de qué parte del ojo origine el defecto refractivo. En estos casos, la alteración se produce porque la luz que entra en el ojo no se enfoca correctamente sobre la retina, sino detrás de ella, generando una visión borrosa. Las tres modalidades principales son:
Hipermetropía axial o simple
Es la forma más frecuente de esta patología. Se produce cuando el globo ocular es más corto de lo normal, de modo que los rayos de luz convergen detrás de la retina. Este acortamiento axial suele ser de apenas unos milímetros, pero es suficiente para generar visión borrosa en distancias cercanas.
Es una continuación de la hipermetropía infantil que no ha retrocedido con el paso del tiempo. Suele tener un componente congénito o hereditario, y puede mantenerse en la edad adulta si el ojo no alcanza su tamaño óptimo durante el desarrollo. En la mayoría de los casos, se corrige fácilmente con gafas, lentes de contacto o cirugía refractiva.
Hipermetropía de curvatura
Aparece cuando la córnea o el cristalino son demasiado planos, es decir, tienen una curvatura menor de lo necesario para desviar correctamente los rayos de luz hacia la retina. Aunque la longitud del ojo sea normal, esta alteración óptica genera el mismo resultado: el enfoque se sitúa detrás de la retina y la visión cercana se vuelve borrosa.
Este tipo puede ser heredado o adquirido tras ciertas cirugías o enfermedades oculares que modifican la forma del cristalino. En la mayoría de los casos, la corrección se realiza con lentes que aumentan la convergencia de la luz, compensando la falta de curvatura.
Hipermetropía de índice refractivo
Se produce por un cambio en el índice de refracción del cristalino, lo que altera la forma en que la luz se desvía al entrar en el ojo. Este tipo de hipermetropía suele presentarse en personas adultas o mayores, generalmente como consecuencia de procesos naturales del envejecimiento (presbiopía) o del uso prolongado de ciertos medicamentos.
Aunque es menos frecuente, puede estar asociada a enfermedades metabólicas, como la diabetes, o a variaciones en la densidad del cristalino. Su corrección depende del grado de alteración y puede requerir gafas graduadas o cirugía refractiva personalizada para restablecer la correcta convergencia de la luz sobre la retina.
Clasificación según la acomodación del ojo
La acomodación es la capacidad que tiene el ojo para ajustar el enfoque y ver con nitidez los objetos a diferentes distancias. Este mecanismo juega un papel fundamental, ya que el cristalino debe esforzarse continuamente para compensar el defecto refractivo. Según el grado en que el ojo logra o no compensarlo, se distinguen varios tipos de hipermetropía:
Hipermetropía latente
Es aquella que permanece oculta gracias a la capacidad de acomodación del ojo. En estos casos, el cristalino logra enfocar la imagen sobre la retina sin necesidad de corrección óptica, por lo que el paciente puede no notar síntomas.
Suele detectarse únicamente mediante un examen oftalmológico con cicloplejía, que bloquea temporalmente la acomodación y revela el grado real del defecto. Aunque no provoque molestias visibles, conviene controlarla regularmente, ya que con la edad la capacidad de acomodación disminuye y el defecto puede hacerse manifiesto.
Hipermetropía manifiesta
Es la parte del defecto que el ojo ya no puede compensar mediante la acomodación. En estos pacientes, la visión cercana aparece borrosa y pueden presentarse síntomas como fatiga visual, dolor de cabeza o lagrimeo tras actividades que requieren enfoque próximo.
Este tipo de hipermetropía suele requerir corrección con gafas o lentillas, especialmente en personas jóvenes que comienzan a notar dificultad para leer o estudiar durante largos periodos.
Hipermetropía facultativa y absoluta
Dentro de la hipermetropía manifiesta se distinguen dos subtipos:
- La hipermetropía facultativa es aquella que el ojo aún puede compensar parcialmente mediante el esfuerzo acomodativo. La visión mejora temporalmente, aunque con esfuerzo visual.
- La hipermetropía absoluta, en cambio, no puede compensarse en absoluto, por lo que la visión de cerca (y en algunos casos también de lejos) permanece borrosa incluso con esfuerzo.
Ambas requieren una valoración oftalmológica precisa para determinar el tipo de corrección más adecuada, adaptada al grado de fatiga visual y a la edad del paciente.
Hipermetropía total
Es la suma de todas las anteriores: latente + manifiesta (facultativa y absoluta). Representa el valor real completo del defecto refractivo, y solo puede determinarse mediante una exploración oftalmológica con cicloplejía.
Conocer la hipermetropía total es esencial para planificar una corrección óptica o quirúrgica exacta, ya que permite al especialista establecer el grado de afectación visual y personalizar el tratamiento para recuperar una visión cómoda y estable.
Modalidades clínicas menos frecuentes
Aunque la mayoría de los casos se agrupan en las clasificaciones principales, existen otras modalidades menos habituales que pueden aparecer en circunstancias especiales o como consecuencia de otras alteraciones oculares.
Hipermetropía mixta o combinada
Se presenta cuando coinciden varios mecanismos ópticos en un mismo ojo. Por ejemplo, puede existir una combinación de hipermetropía axial (por un ojo más corto) junto con una hipermetropía de curvatura (por una córnea más plana). En estos casos, el defecto refractivo resulta de la suma de pequeñas alteraciones estructurales que, de manera conjunta, impiden que la luz se enfoque correctamente sobre la retina.
Este tipo de hipermetropía suele ser más complejo de corregir, ya que intervienen varios factores. Su detección se realiza mediante estudios oftalmológicos precisos, como la biometría ocular y la topografía corneal, que permiten identificar la causa exacta y determinar el tratamiento más eficaz, ya sea con gafas, lentes de contacto o cirugía refractiva personalizada.
Hipermetropía secundaria por patologías
Surge como consecuencia de otras enfermedades o alteraciones oculares. Algunas de las causas más frecuentes incluyen el edema macular, desprendimiento de retina, presencia de tumores oculares, hipertensión intraocular, o incluso ciertos procesos inflamatorios que modifican la curvatura o la posición del cristalino.
También puede desarrollarse tras cirugías oculares, como las de cataratas o procedimientos refractivos previos, que alteran la forma o el índice de refracción del ojo. En estos casos, el tratamiento de la hipermetropía secundaria depende de la causa que la produce, siendo imprescindible un diagnóstico preciso por parte del oftalmólogo para restablecer la función visual normal y evitar complicaciones adicionales.
Oftálica para tratar cualquier tipo de hipermetropía
Contamos con un equipo de oftalmólogos especializados en el diagnóstico y tratamiento de todos los tipos de hipermetropía, tanto en niños como en adultos. Mediante una exploración visual completa y tecnología de última generación, determinamos el origen, grado y características de cada caso para ofrecer una corrección personalizada y eficaz.
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