La salud visual es un aspecto esencial de nuestra calidad de vida, sin embargo, todavía existe cierta confusión entre dos profesionales clave: el optometrista y el oftalmólogo que trabaja en Oftálica clínica oftalmológica. Muchos pacientes no tienen claro a quién deben acudir en cada caso, lo que puede retrasar diagnósticos y tratamientos importantes.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 2.200 millones de personas en el mundo presentan algún tipo de discapacidad visual o ceguera, y al menos la mitad de los casos podrían haberse prevenido o tratado con una atención adecuada. En España, se calcula que el 70 % de la población utiliza gafas o lentillas, y que 1 de cada 3 personas no se somete a revisiones visuales periódicas, a pesar de que problemas comunes como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo afectan de manera significativa al rendimiento académico, laboral y a la seguridad en la conducción.
¿Qué es la optometría?
La optometría es una disciplina sanitaria no médica que se encarga del cuidado primario de la salud visual. Su objetivo principal es evaluar, detectar y corregir problemas refractivos o de la visión que puedan alterar el bienestar del paciente. No implica procedimientos quirúrgicos ni prescripción de medicamentos, sino un enfoque preventivo y de mejora de la función visual.
¿Qué hace un optometrista?
El optometrista es el profesional sanitario especializado en la evaluación de la visión. Su labor consiste en:
- Detectar defectos refractivos como miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia.
- Prescribir y adaptar gafas y lentes de contacto.
- Realizar terapias visuales para mejorar la coordinación y el rendimiento ocular.
- Orientar sobre hábitos visuales saludables, especialmente en el uso de pantallas.
En muchos casos, el optometrista es la primera línea de contacto con los problemas de visión y juega un papel clave en la prevención.
¿Cuál es la diferencia entre optometría y oftalmología?
Es importante saber la diferencia entre óptico y oftalmólogo para saber a qué profesional debes acudir cuando notas molestias:
- El optometrista no es médico, sino un graduado universitario en óptica y optometría. Su función es evaluar y corregir problemas visuales.
- El oftalmólogo es un médico especialista que diagnostica y trata enfermedades oculares, prescribe fármacos y realiza cirugías.
Dicho de otro modo: el optometrista ayuda a mejorar la visión funcional, mientras que el oftalmólogo se encarga de diagnosticar y tratar las enfermedades del ojo. Ambos profesionales trabajan de manera complementaria y coordinada.
¿Qué pruebas realiza un optometrista?
En una consulta de optometría, el paciente puede someterse a distintas pruebas como:
- Examen de agudeza visual, para valorar la capacidad de ver con nitidez a diferentes distancias.
- Queratometría, que mide la curvatura corneal para adaptar lentes de contacto.
- Retinoscopia, para determinar el grado de refracción ocular.
- Pruebas de binocularidad y acomodación, que analizan la coordinación entre ambos ojos.
- Topografía corneal, en casos específicos, para mapear la superficie del ojo.
¿Cuándo deberías acudir a un optometrista?
Se recomienda acudir a un optometrista cuando:
- Se experimenta visión borrosa o cansancio visual.
- Aparecen dolores de cabeza frecuentes al leer o usar pantallas.
- Se requiere una revisión periódica de gafas o lentillas.
- Niños o adolescentes presentan dificultades de aprendizaje relacionadas con la visión.
- Se desea orientación sobre cuidados preventivos para la vista.
¿Cuándo acudir a un oftalmólogo?
El oftalmólogo debe ser la referencia en los siguientes casos:
- Aparición de dolor ocular, pérdida repentina de visión o visión doble.
- Sospecha de enfermedades oculares como glaucoma, cataratas o degeneración macular.
- Necesidad de tratamientos médicos o quirúrgicos.
- Control en pacientes con diabetes, hipertensión arterial o antecedentes familiares de patologías oculares.
Importancia de revisiones periódicas
La visión puede deteriorarse de manera progresiva y silenciosa, sin síntomas evidentes en sus primeras fases. Por ello, tanto la visita al optometrista como al oftalmólogo resultan complementarias. Los expertos recomiendan:
- Revisiones cada 1-2 años en adultos sanos.
- Revisiones anuales en niños, personas mayores de 60 años y pacientes con factores de riesgo.
Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre conservar una buena calidad de vida o sufrir una pérdida visual irreversible. Acudir periódicamente a revisiones permite detectar problemas a tiempo, mejorar el rendimiento visual y prevenir complicaciones oculares graves.