Simple, adquirida y congénita: los tres tipos de hipermetropía

La hipermetropía es una de las cuatro patologías más frecuentes en España. Según los últimos datos, alrededor del 25% de la población la padece en diferentes grados. Además, puede afectar a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos. 

A diferencia de la miopía, el paciente que sufre de hipermetropía, presenta una mala visión de cerca. Es decir, los objetos que los tienen a distancias más cercanas lo ven borrosos. Los problemas de refracción, incluida la hipermetropía, se detectan a través de exámenes de la vista realizados por oftalmólogos. 

Por ello, en el artículo de hoy, encontrarás los 3 tipos más comunes de hipermetropía. 

Hipermetropía congénita

Este tipo de hipermetropía está presente desde el nacimiento. En este caso, se presenta a raíz de que el ojo del paciente tiene una forma anormal o una longitud axial más corta de lo normal, provocando que la luz se enfoque detrás de la retina en lugar de sobre ella. 

La hipermetropía congénita puede ser heredada o deberse a diversos factores durante el desarrollo fetal. 

En algunos casos, la hipermetropía congénita puede ser asintomática durante la infancia. Por ello, si se sospecha, es importante que se realice una evaluación oftalmológica completa. Es esencial que los niños con hipermetropía congénita reciban una atención adecuada para corregir su visión y prevenir posibles complicaciones a largo plazo.

Alguno de sus síntomas son:

  • Dificultad para enfocar objetos cercanos
  • Fatiga ocular
  • Estrabismo 
  • Dolores de cabeza

Hipermetropía adquirida

A diferencia de la hipermetropía congénita, esta se desarrolla más adelante en la vida debido a diversas causas. En este caso, el paciente presentaba una visión normal o una hipermetropía muy leve durante su vida. 

Alguna de las causas que desarrollan la hipermetropía congénita son:

  • Cambios relacionados con la edad: con la edad, el cristalino puede volverse menos flexible, provocando una pérdida de enfoque. 
  • Cirugía ocular previa: algunas cirugías oculares, como la cirugía de cataratas o la cirugía refractiva (como LASIK), pueden alterar la forma o la potencia de enfoque del ojo.
  • Condiciones oculares: edema macular, presión intraocular elevada, desprendimiento de la retina…
  • Uso prolongado de ciertos medicamentos: por ejemplo, los esteroides, puede afectar a la forma de enfocar de nuestro ojo. 

Hipermetropía simple

También conocida como hipermetropía axial, es el tipo más común de esta patología. En esta ocasión, el globo ocular es más corto de los normal o su curvatura de la córnea es más plaza, lo que provoca que la luz que ingresa se enfoque detrás de la retina. 

Es una continuación de la hipermetropía de la infancia que no ha retrocedido con el paso del tiempo.

Las personas con hipermetropía simple pueden experimentar síntomas como visión borrosa de cerca, fatiga ocular, dolores de cabeza después de tareas que requieren enfoque cercano y dificultad para leer o realizar trabajos detallados a corta distancia.

En algunos casos, se puede considerar la cirugía refractiva, como LASIK o PRK, para corregir permanentemente la hipermetropía.

La hipermetropía, pues, puede variar de grados, desde una visión levemente distorsionada, hasta una gran dificultad de enfocar objetos cercanos. Por ello, desde Oftálica, te animamos a, que si tienes cualquier duda, realizarte un examen completo de la vista y ponerle solución a tus problemas visuales. 

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