¿Qué ven los bebés que no podemos ver cuando somos adultos?

Para un bebé el mundo pasa igual de rápido que para nosotros su crecimiento. Cuando menos te lo esperas ya están corriendo y hablando. Hasta que no cumplen los 2 años y empiezan a decir sus primeras frases, no logramos comprender cómo perciben el mundo que les rodea. 

Para hacernos una idea, un bebé, cuando nace, tiene un 5% de capacidad visual. De los 2 a los 4 meses de un 20%. Cuando cumplen el año, ya pueden percibir hasta el 40% y el 50% a los 3 años. Pero, no será hasta los 9 años, aproximadamente, cuando su vista se haya desarrollado por completo. 

Si eres de los que se preguntan cuando mira a un bebé: ¿Cómo me estará viendo? Este es tu artículo. Descubrirás qué es lo que ven y que los adultos no vemos. 

Agudeza visual

Al nacer, los bebés tienen una agudeza visual limitada, lo que significa que no pueden ver con la misma claridad que los adultos. Su visión es borrosa y poco nítida en las primeras semanas o meses de vida.

En los bebés recién nacidos, la retina no está completamente madura y no tiene todas las células y conexiones necesarias para procesar la luz de manera eficiente.

Los bebés tienen dificultades para enfocar objetos a diferentes distancias. Su capacidad de acomodación, es decir, cambiar el enfoque de cerca a lejos, es limitada en las primeras semanas o meses de vida. Esto significa que pueden tener dificultades para ver objetos que no estén muy cerca de sus ojos.

La percepción de los colores

Aunque los bebés tienen la capacidad de percibir el color desde el nacimiento, su experiencia y comprensión del mundo en términos de colores es diferente de la de los adultos, y esta capacidad se desarrolla gradualmente en las primeras etapas de la vida.

  • Capacidad inicial para percibir colores: Los bebés nacen con la capacidad de percibir colores en cierta medida. Sus ojos contienen células llamadas conos, que son responsables de detectar longitudes de onda de luz específicas y permiten la percepción del color. Sin embargo, la cantidad y la sensibilidad de estos conos en los ojos de los bebés son diferentes de las de los adultos.

  • Visión en blanco y negro al principio: Aunque los bebés pueden percibir colores desde el nacimiento, su visión inicial es limitada en términos de percepción de colores. Se cree que al principio ven el mundo en una paleta de colores muy limitada o incluso en blanco y negro. Esto se debe en parte a que la inmadurez de los conos en sus ojos dificulta la percepción de matices de color.

  • Desarrollo progresivo de la percepción del color: Con el tiempo, a medida que los bebés crecen y sus sistemas visuales maduran, su capacidad para percibir y distinguir colores mejora significativamente:

Edad

Colores

Al nacer

Escala de grises

Primeras semanas

Patrones en blanco y negro

Dos meses

Rojo y verde

Tres meses

El azul y el amarillo

+ 4 meses

Mayoría de colores

Enfoque y atención

Los bebés, incluso desde los primeros días de vida, tienden a mostrar un interés particular por patrones de alto contraste. Esto significa que son atraídos por objetos o imágenes que tienen fuertes diferencias en la luminosidad y el color, como un objeto negro y blanco o un juguete de colores brillantes en un fondo oscuro. Esta preferencia por el contraste se cree que es una adaptación temprana para ayudarles a detectar y enfocarse en objetos en su entorno.

Los bebés son muy sensibles al movimiento y a menudo lo siguen con la mirada. Los movimientos pueden ser muy llamativos para ellos, ya sean objetos que se mueven a su alrededor o patrones en movimiento. Esto puede deberse a que el seguimiento del movimiento es una habilidad importante para la supervivencia y la interacción social temprana. Desde muy temprana edad, muestran una preferencia por mirar los rostros, especialmente los ojos y la boca

  • Al nacer pueden destituir objetos que estén a 20-30 centímetros
  • A los dos meses, la distancia aumentará entre 30 a 60 cm. 

Además, la visión periférica de los bebés es menos desarrollada que la de los adultos. Esto significa que pueden no notar objetos o eventos en su campo de visión periférica tan fácilmente como los adultos. Su atención suele centrarse más en lo que está justo frente a ellos.

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